Asociación entre fragilidad capilar cutánea y deficiencia de hierro: evidencia clínica y mecanismos subyacentes
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Resumen
La fragilidad capilar cutánea se define como una condición en la cual las paredes de los capilares dérmicos exhiben una anormal debilitación, lo que resulta en una mayor propensión a la ruptura cuando se someten a distensión. Esta susceptibilidad al sangrado en respuesta a traumatismos mínimos se encontraría asociada, aparentemente, con la presencia de colágeno defectuoso en las estructuras vasculares(1,2).
La fragilidad capilar cutánea asociada a la deficiencia de hierro ha sido un signo poco discutido a lo largo de los años. Esta manifestación es frecuentemente observada en mujeres y niños que consultan por hematomas que se desarrollan con facilidad tras un trauma de baja energía. Al momento de la evaluación, se excluyen antecedentes de coagulopatías o trastornos relacionados con la hemostasia primaria. Aunque se ha prestado escasa atención a este problema en la literatura científica, se encuentra un único artículo sobre el tema, donde se sugiere una mejora del cuadro con la reposición de hierro(3). En nuestra experiencia, hemos identificado este fenómeno en 5 de cada 10 pacientes evaluados con deficiencia de hierro, ya sea con o sin anemia. En todos estos casos, se observa un nivel de ferritina sérica inferior a 10 mg/dL. Además, hemos constatado que la fragilidad capilar cutánea muestra una mejoría a partir del primer mes de tratamiento con la corrección de las reservas de hierro.
Buscando el sustento fisiopatológico, se sugiere que la deficiencia de hierro puede ejercer un efecto directo en la síntesis proteica del colágeno (colágeno tipo I) y de las fibras elásticas, componentes críticos de la estructura de los vasos sanguíneos(3,4). Se propone, dos vías de influencia. En primer lugar, habría una síntesis defectuosa del colágeno, particularmente en relación con la etapa de hidroxilación, donde el hierro, en conjunto con el ácido ascórbico, desempeña un papel como cofactor de las reacciones subsiguientes(5). Por otro lado, en la segunda vía, el hierro desempeñaría una función significativa en la regulación de la síntesis de elastina en los fibroblastos(4). Una disminución o ausencia de su concentración intracelular se traduciría en una disminución o ausencia de producción de elastina(4). Esto repercutiría en una menor resistencia de los vasos sanguíneos a las distensiones y tracciones. Siendo así, que una síntesis defectuosa de colágeno, especialmente del tipo 3, y de elastina, propiciarían la ruptura y la formación de hematomas en respuesta a estímulos de baja intensidad a nivel de la piel(3,4).
Es relevante señalar que la deficiencia de vitamina C también constituye un factor significativo de la fragilidad capilar cutánea, fenómeno ampliamente documentado(6). Sin embargo, su prevalencia en nuestro país aún permanece desconocida y carecemos de un método estandarizado para su evaluación. Asimismo, se encuentra poco esclarecida la frecuencia de su coexistencia con la deficiencia de hierro, dado que ambas están asociadas a una ingesta alimentaria reducida.
Recomendamos que, en el caso de pacientes, especialmente mujeres jóvenes en edad fértil o niños, que presenten signos y síntomas de fragilidad capilar cutánea y carezcan de antecedentes personales o familiares de coagulopatía, se realice una evaluación analítica inicial. Si los estudios de coagulación y recuento de plaquetas arrojan resultados dentro de los parámetros normales, sugerimos la determinación de los niveles de ferritina sérica. Asimismo, enfatizamos la importancia de promover la ingesta de alimentos ricos en hierro y vitamina C mientras se esperan los resultados. Es crucial tener en cuenta que la deficiencia de hierro puede manifestarse tanto con anemia como sin ella, por lo que su ausencia no descarta la posibilidad de deficiencia de hierro ni la presentación de fragilidad capilar cutánea en los pacientes. Desconocemos el aporte de las pruebas de fragilidad capilar (prueba de Hess o de Leede-Rumpel) para el diagnóstico de esta condición(6), por lo que es esencial llevar a cabo investigaciones adicionales para determinar su validez y establecer una posible recomendación para su correcto uso.