Acantosis nigricans maligna como manifestación inicial de carcinoma neuroendocrino

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Lina Paola González Cardona
Gabriella González Franco
Xavier Rueda Cadena

Resumen

ANTECEDENTES

La acantosis nigricans maligna fue descrita por Pollitzer en 1890 como un signo cutáneo de neoplasia interna; es infrecuente y tiene una manifestación clínica súbita, rápidamente progresiva, con afectación cutánea extensa.1,2 En términos clínicos, el paciente manifiesta lesiones hiperpigmentadas, aterciopeladas en múltiples sitios de flexión, extensión y en algunos casos en las mucosas y superficies palmoplantares. La acantosis nigricans maligna se diagnostica en la mayoría de los casos concomitante con la neoplasia en un 61.3%; sin embargo, también puede manifestarse previo o posterior al diagnóstico de la neoplasia (17 y 21%, respectivamente).3


CASO CLÍNICO

Paciente femenina de 42 años, hospitalizada por dolor abdominal en estudio, a quien intrahospitalariamente se diagnosticó carcinoma neuroendocrino de primario desconocido, estadio IV por afectación retroperitoneal, ganglionar difusa e infiltración suprarrenal derecha. Interconsultó al Servicio de Dermatología por padecer un cuadro clínico de siete meses de evolución consistente en hiperpigmentación parda oscura difusa que avanzó con el tiempo en toda la superficie cutánea. Al examen físico se evidenciaron placas papilomatosas hiperpigmentadas pardas oscuras, aterciopeladas, que afectaban la cara, el cuello, las axilas, los muslos y el dorso de las manos y los pies que se acentuaban en superficies extensoras. En la mucosa oral, las palmas y las plantas se observaron múltiples máculas hiperpigmentadas pardas oscuras. Figuras 1 y 2


 


El estudio de la biopsia de piel mostró epidermis hiperqueratósica papilomatosa compatible con acantosis nigricans, por lo que se estableció el diagnóstico de acantosis nigricans maligna. Figura 3



DISCUSIÓN

En cuanto a la patogénesis de la acantosis nigricans maligna existen diversas teorías, entre ellas está la de la liberación tumoral de factor transformante de crecimiento (TFG) que genera estimulación de queratinocitos y melanocitos cutáneos por la activación de receptores de tirosina cinasa.4 Otra teoría es la despolimerización de glucosaminoglicanos por el tumor que se acumulan en la piel y generan los datos clínicos.5


La acantosis nigricans maligna se alivia con el tratamiento del tumor, ya sea quirúrgico o farmacológico, y su reaparición se asocia con recaída de la enfermedad. El Cuadro 1 compara la acantosis nigricans con la acantosis nigricans maligna.



La paciente del caso manifestó un tumor neuroendocrino de primario desconocido; en estudios de imagen se evidenciaba una masa suprarrenal; posiblemente ésta haya sido productora de cortisol. Éste promueve la gluconeogénesis independientemente de los valores de glucemia que pudo haber llevado a resistencia a la insulina y, por consiguiente, a acantosis nigricans maligna, asociado con los factores explicados de secreción tumoral maligna.


Debe sospecharse una malignidad asociada si el paciente tiene lesiones extensivas de avance rápido, afectación de la mucosa oral, lesiones prominentes en las palmas y las plantas o cuando no exista otra causa aparente de la acantosis nigricans. Este síndrome paraneoplásico se asocia, en la mayoría de los casos, con neoplasias gastrointestinales, específicamente al adenocarcinoma gástrico; sin embargo, con menor frecuencia se ha reportado asociado con otras neoplasias. Debido a esto, destaca la importancia de este informe de caso porque es el primero comunicado de una acantosis nigricans maligna asociada con un tumor neuroendocrino. Se insiste en la necesidad del diagnóstico temprano debido a que las neoplasias asociadas con esta enfermedad tienden a ser agresivas con una expectativa de vida corta posterior al diagnóstico.2

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