Prurito, síntoma de enfermedades de la piel y sistémicas
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Abstract
El prurito fue descrito por el médico alemán Samuel Hafenreffer en 1660, como sensación no placentera que induce el deseo de rascarse; no lo describió como una entidad nosológica específica, sino como un síntoma, un fenómeno multifactorial que incluye componentes sensitivos, emocionales y cognitivos. El prurito es síntoma frecuente en la población general; puede ser la manifestación de una enfermedad cutánea o sistémica; esta sensación puede sobrevenir de forma aguda o crónica si persiste por más de seis semanas. En 2003 Twycross y colaboradores realizaron la clasificación neurofisiopatológica del prurito según su origen como pruritoceptivo, neuropático, neurogénico y psicogénico. El prurito comienza en la epidermis y la unión dermoepidérmica donde células como queratinocitos, fibroblastos, mastocitos, macrófagos, neutrófilos y eosinófilos, a través del rascado, fricción o inflamación liberan mediadores del prurito como histamina, triptasa, catepsinas, péptido liberador de gastrina, opioides, sustancia P, leucotrienos, interleucinas y factor de necrosis tumoral; estos mediadores estimulan las fibras tipo C, las cuales no son mielinizadas y de conducción lenta, que pueden ser sensibles o no a la acción de la histamina, según la expresión de receptores H1. En este artículo se resaltan los mecanismos fisiopatológicos del prurito en enfermedades de la piel y sistémicas, como dermatitis atópica, psoriasis, liquen plano, prurito urémico, herpes zoster, notalgia parestésica y enfermedad hepatobiliar, lo que resulta interesante para el médico dermatólogo en la práctica diaria. La frecuencia de los síntomas y el efecto en la calidad de vida hacen necesario encontrar un régimen de tratamiento adecuado.
PALABRAS CLAVE: Prurito; sensación; fibras C; dermatitis atópica; enfermedad hepatobiliar.