Dr. Benjamín Moncada González (17 de enero de 1942-24 de junio de 2021)
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Resumen
El Dr. Benjamín Moncada nació en la ciudad de San Luis Potosí el 17 de enero de 1942. Estudió la licenciatura de médico-cirujano en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), fue un alumno estudioso y con gran empeño por aprender, lo cual le permitió obtener año con año la distinción de haber sido el estudiante con mejor promedio de su generación.
Realizó su servicio social en Presa de Guadalupe, una de las poblaciones más marginadas del estado ubicada en la zona del Altiplano. Allí vivió de cerca las carencias de la comunidad, observó con detalle las necesidades de salud de sus habitantes, fue una experiencia rica en aprendizaje y en enseñanza de vida. Su servicio social despertó en él la necesidad de ayudar al prójimo, así como a siempre mostrar una actitud de empatía.
En el año de 1967 inició la especialidad de Medicina interna en el entonces llamado Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán en la Ciudad de México, ya con el propósito de estudiar la especialidad de Dermatología, durante esos años recibió una gran influencia del destacado maestro en inmunología, Dr. Donato Alarcón Segovia, a quien admiró y probablemente de allí surgió su interés por la Inmunología y la investigación.
En 1969 fue aceptado para realizar la residencia en Dermatología en la Universidad de Chicago, Estados Unidos, donde estuvo cuatro años, allí formó fuertes lazos con el Dr. Lorincz, con quien realizó investigación clínica en las enfermedades cutáneas desde la visión de la medicina interna.
Al finalizar su especialidad y con la disyuntiva de quedarse o regresar, con un profundo sentido patriota decidió regresar a San Luis Potosí en 1973. A los pocos meses de su regreso, se incorporó a la Facultad de Medicina como académico y al Hospital Central Dr. Ignacio Morones Prieto como médico adscrito colaborando con el Dr. Manuel Medina Ramírez en el servicio de Dermatología. En 1974, con apoyo de la UASLP, fundó el Laboratorio de Inmunología, buscando apoyar el diagnóstico oportuno y la investigación de enfermedades autoinmunitarias, dicho laboratorio fue precursor en la realización de estudios de inmunofluorescencia en tejidos, a los que se les añadieron posteriormente técnicas como inmunohistoquímica, ELISA, electroforesis y citometría de flujo, entre otras.
No sólo le apasionó la inmunología, sino también la micología y la dermatopatología, área que continuó estudiando hasta recibir en 1983 la certificación por la American Board of Dermatology y American Board of Pathology.
Fue un profesor apasionado por la enseñanza de la dermatología en el pregrado de la licenciatura en Medicina y su deseo de formar especialistas en dermatología se realizó al iniciar el programa de la residencia de Dermatología en 1979, mismo que fue una de sus principales motivaciones de su vida profesional. En la formación de los residentes destacó su deseo de formarlos integralmente, como futuros dermatólogos y como personas comprometidas con su entorno.
Preocupado por el futuro de la dermatología en relación con el abuso de la cosmética cada vez más prevalente, reclamaba la pérdida de la identidad del dermatólogo y su escasa presencia en el ambiente hospitalario, insistía en que la dermatología no es igual a belleza, mencionaba constantemente: “si esto continúa, la dermatología se verá en peligro y su campo de acción lo irán ocupando gradualmente otras especialidades, entonces nuestra especialidad se verá en peligro de desaparecer”.
Con el deseo de atender a la población de las zonas marginadas del estado de San Luis Potosí, tuvo a bien organizar junto con el Dr. John Ladd, la Dra. Carmen Loredo Maldonado y la maestra Alicia Zavalza, jornadas de consulta dermatológica gratuita a la población indígena perteneciente a las etnias: náhuatl, tenek y pame de la huasteca potosina. Allí aprendimos a trabajar en equipo y de forma organizada para atender a los más de 300 pacientes que se juntaban en una mañana. Lamentablemente, y a pesar de su voluntad, el Dr. Moncada tuvo que cancelar el programa cuando en la zona se desató la inseguridad que aún seguimos padeciendo.
Fue presidente y consejero del Consejo Mexicano de Dermatología y presidente de la Academia Mexicana de Dermatología, miembro de la Academia Nacional de Medicina, perteneció al Sistema Nacional de Investigadores nivel III. En vida recibió múltiples distinciones a nivel local, nacional e internacional.
Fue poseedor de un gran acervo cultural, con gusto por la geografía, la historia y los platillos regionales mexicanos. Le gustaba la música, escuchar a Agustín Lara, tocar el acordeón. Estudioso del idioma francés, el cual disfrutaba de hablar con quien lo supiera.
Con tristeza el 24 de junio recibimos la noticia de su lamentable fallecimiento, le sobreviven su esposa, la Dra. Bertha Minerva Acevedo, sus hijos Benjamín, Alejandro, Adriana, sus nietos, así como sus hermanas y hermanos.
Su ejemplo y legado permanecerán por muchas generaciones, en paz descanse el Dr. Benjamín Moncada González.
Con respeto