“La Boda”

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Eduardo Corona Rodarte

Resumen

Es a través de una boda o casamiento en la que se celebra el comienzo de un matrimonio. Sus orígenes se registran desde el año 2350 a. C. en Mesopotamia por medio de una ceremonia o rito en el que se unía un hombre a una mujer. Durante los siglos siguientes esta tradición fue adoptada por diferentes culturas. En sus inicios, el matrimonio era muy distinto a lo que percibimos y perseguimos el día de hoy; poco tenía que ver con el amor o con la religión. Las parejas eran unidas por razones prácticas, económicas e incluso por razones políticas, pero no por el deseo de convivir en par. Fue en 1184 en el Concilio de Verona que el matrimonio fue reconocido como un sacramento por la iglesia católica y hasta el año 1563, en el Concilio de Trento, donde el sacramento del matrimonio formó parte de la ley canónica.1

 

“La boda” (figura 1) es un cuadro elaborado por Francisco de Goya pintado al óleo sobre lienzo que mide 269 cm x 396 cm y que pertenece a una serie de cartones para tapices realizada entre 1788 y 1792, “de asuntos de cosas campestres y jocosas” destinada para la decoración del gabinete de Carlos IV en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial; hacia el año de 1856 o 1857 fue transferido al Palacio Real de Madrid y finalmente trasladado en 1870 al Museo del Prado ubicado en Madrid donde actualmente se encuentra.2 La escena de la obra se desarrolla en el ámbito rural en algún pueblo de España, en el centro se enmarca un monumental puente de piedra por donde ingresa la luz y destella los colores de los trajes que portan los novios y asistentes de la celebración. La novia destaca por su belleza, erguida y sin perder la compostura, cubierta por un vestido azul bordado en oro y con grandes pendientes brillantes; el novio, se le identifica con rasgos grotescos, robusto y de piel morena, todavía más resaltado por el rojo de su casaca. Quizás, se trate de un criollo recientemente enriquecido del Nuevo Mundo.

 

De lado izquierdo se observa a un niño del cortejo callejero, casi de espaldas, con una zona alopécica en la piel cabelluda, de bordes irregulares, siendo poco factible precisar un diagnóstico certero, sin embargo, podría ser sugerente de tiña capitis, dermatitis seborreica o alopecia areata (figura 2). Goya, en un plano superior y por encima del resto, dispone en un extremo a un niño con los brazos alzados y en otro a un anciano de báculo y tricornio negro, ambos frente al espectador; el resto de personajes se disponen en medio casi por edad, representando una historia de vida desde la infancia hasta la senectud, con el matrimonio de paso entre ellos.

 

“La boda” es en realidad una sátira sobre los matrimonios por conveniencia, desigual y únicamente por interés adoptando matices satíricos siendo evidente por las actitudes de los personajes. Goya expone un tema controversial frecuentemente abordado por los intelectuales y políticos de la época, así como por la sátira literaria y el teatro retratando la sociedad de su tiempo.

 

Francisco de Goya y Lucientes fue un pintor y grabador español nacido en Fuendetodos en 1746.3 Es considerado uno de los padres del arte contemporáneo y uno de los mayores retratistas de todos los tiempos. Sus obras siempre fecundas y versátiles, evolucionaron desde el rococó, pasando por el neoclasicismo hasta el romanticismo. A los 46 años, Goya comenzó con dolores abdominales, vértigo, temblores, paresia del brazo derecho asociado a sordera, ésta última jamás mejoraría. Se cree que se trató de saturnismo, mal que aquejaba de manera frecuente a los pintores de la época y que lo obligó a aprender el lenguaje de señas.4 Falleció en 1828 dejando un legado de quinientos óleos y pinturas murales, así como cientos de aguafuertes y litografías.

 

La tiña capitis es la infección superficial por dermatofitos más frecuente en la edad pediátrica. Los dermatofitos representan un grupo de hongos con el potencial de infectar estructuras cutáneas queratinizadas inviables como el estrato córneo, uñas y el cabello.5 No resulta extraño que se presente en la obra de Goya por el contexto social en la que se ubica. El agente causal de la tiña de la cabeza varía geográficamente, siendo Microsporum canis más frecuente en Europa y Trichophyton tonsurans en Norteamérica. La tiña de la cabeza debe ser particularmente considerado en niños preadolescentes con alopecia difusa o circunscrita y descamación asociada, no es infrecuente identificar adenopatías auriculares o cervicales concomitantes. Su diagnóstico se puede realizar por medio de microscopia directa cuya preparación se realiza con la aplicación de solución de hidróxido de potasio al 5-20%; los dermatofitos son reconocidos como estructuras tubulares septadas. Otra forma para establecer el diagnóstico puede ser con un cultivo en medio de Sabouraud con glucosa donde el crecimiento de hongos suele observarse en 10 a 14 días o por medio de dermatopatología con tinciones con PAS o metenamina. Característicamente, la tiña de la piel cabelluda no responde de manera apropiada a tratamientos tópicos, por lo que la terapéutica oral es necesaria. El tratamiento de elección es la griseofulvina en los países en la que se encuentra disponible.6

 

Este padecimiento fue captado por numerosos pintores en la antigüedad por su frecuencia y considerables brotes, tal es el caso de excepcional obra de Esteban Murillo, Santa Isabel curando a los tiñosos, un lienzo ubicado en la Iglesia de San Jorge en Sevilla.7 El poco control de la tiña de la cabeza obligó la creación de estrategias peculiares como el desarrollo de escuelas y asilos para “tiñosos”, como lo podemos apreciar en la extraordinaria obra de Isidore Pils, La oración de los niños tiñosos de 1853, lienzo que actualmente se encuentra en el Museo de la Asistencia Pública en el Hospital de París.8 La tiña de la piel cabelluda continúa siendo una micosis frecuente con algunas teorías señalando a los factores socioeconómicos como factor de riesgo.9

 

Goya siempre controversial se convierte en un exponente de la realidad mundana que lo rodeaba. Hoy en día, el matrimonio es considerado culturalmente universal, esta celebración varía de acuerdo a culturas, religiones y se transforma con el paso del tiempo. No es imprescindible contraer nupcias para convivir con quien deseamos, aunque, ciertamente, la vida se trata sobre las relaciones que formamos y cómo estas influyen en nuestra forma de ser y modifican nuestra forma de pensar. En un retrato, Goya narra magistralmente una ilusión al camino de la vida en la que de paso y habitualmente por el medio puede encontrarse una boda.

 

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Arte