Eritema nodoso secundario a colpitis refractaria por Chlamydia trachomatis
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Resumen
Le comentamos el caso clínico de una paciente, del sexo femenino de 25 años de edad procedente y originaria de la ciudad de La Paz Bolivia, con el antecedente de tener múltiples infecciones urinarias desde hace 3 años aproximadamente. Acudió con familiar quién refirió cuadro clínico de aproximadamente 2 semanas de evolución, con “bolitas rojas dolorosas” en extremidades inferiores, acompañada en ocasiones de alzas térmicas, además de disuria y flujo vaginal fétido. A la exploración física presentaba dermatosis localizada a extremidad inferior en cara interna de región pre-tibial constituida por múltiples nódulos eritematosos de bordes irregulares y dolorosos a la palpación. Ante la sospecha de un eritema nodoso y una infección ginecológica, se solicitó un estudio histopatológico donde se puede observar engrosamiento de los septos, con formación de granulomas epitelioides no caseificantes con células gigantes multinucleadas. Además de realizar interconsulta con Ginecología, se solicitaron exámenes complementarios, llegando al diagnóstico de colpitis a repetición con identificación de Chlamydia trachomatis. Se prescribió tratamiento con reposo, elevación de las extremidades, indometacina de 25 mg vía oral cada 12 horas y doxiciclina 100 mg vía oral cada 24 horas por 3 semanas, con resolución del cuadro clínico.
El eritema nodoso es la forma de paniculitis más frecuente, producida por una reacción desencadenada por un estímulo externo, el cual puede ser un proceso infeccioso, inflamatorio, embarazo o consumo de fármacos, sin embargo, en la mayor parte de los casos se considera de etiología idiopática. Se presenta con mayor frecuencia en mujeres entre la segunda y tercera década de la vida. Clínicamente inicia con una fase prodrómica pseudogripal que dura entre 1 a 3 semanas, para posteriormente presentar los nódulos eritematosos característicos, no ulcerativos y dolorosos en extremidades inferiores. Por lo general el cuadro se resuelve espontáneamente y requiere únicamente soporte sintomático.
Es una paniculitis septal aguda común1 La etiología contempla un amplio espectro de causas, entre ellas infecciones por estreptococos, tuberculosis, lepra, infecciones producidas por especies de Yersinia, Salmonella, gastroenteritis por Campylobacter, neumonía por Mycoplasma, tularemia, leptospirosis, psitacosis, brucelosis, linfogranuloma venéreo, infecciones virales entre ellas el virus del herpes simple, virus de Epstein Barr, Hepatitis B y C, coccidiomicosis, histoplasmosis, blastomicosis, amebiasis, giardiasis; causas no infecciosas como drogas, malignidad, enfermedad inflamatoria intestinal, embarazo, enfermedad de Whipple, entre otras. 2,3 El diagnóstico es principalmente clínico, a través de una anamnesis detallada y un examen físico minucioso, sin embargo, con el fin de determinar la etiología se pueden solicitar exámenes complementarios, así como un hemograma, proteína c reactiva, prueba de Mantoux, radiografía de tórax, frotis faríngeo, cultivo, pruebas rápidas, coproparasitología e incluso biopsia cutánea en casos atípicos, cuando los nódulos se extienden a extremidades superiores y/o tórax, o cuando las lesiones se tornan ulcerativas o presentan un diámetro mayor a 5cm.1,4,5 El tratamiento se realiza con medidas de cuidado general, como reposo, uso de analgésicos, antiinflamatorios no esteroideos, hasta evidenciar mejora del cuadro clínico y tratar la causa subyacente en caso de identificarla.2,4 El pronóstico por lo general es bueno, pero existe un riesgo de recurrencia, sobre todo en aquellos casos de etiología idiopática.4,5 De acuerdo a la bibliografía revisada, se encontraron casos reportados secundarios a otros procesos infecciosos, principalmente bacterianos, como ser infecciones estreptocócicas, por Mycobacterium tuberculosis o enterobacterias, sin embargo, no se cuenta con casos reportados de eritema nodoso secundario a una infección de transmisión sexual como el cuadro presentado previamente. En Bolivia no se cuenta con registros suficientes por lo que sería el primer caso de eritema nodoso secundario a Chlamydia trachomatis reportado.