Riesgos y prevención de la aspiración del humo quirúrgico: ¿qué saben los residentes de Dermatología y los diplomantes de Cirugía dermatológica?
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Resumen
La exposición al humo quirúrgico es parte de la práctica diaria de los dermatólogos, debido a que durante los procedimientos quirúrgicos se practica electrocirugía para obtener hemostasia o corte.1,2 Este humo es el resultado de la interacción entre la corriente eléctrica y el tejido orgánico; está constituido por agua en el 95% y por partículas de materia en el 5%.3,4 Estas últimas miden menos de 1 μm y tienen la capacidad de entrar a las vías respiratorias inferiores (bronquiolos y alvéolos).4
En el humo quirúrgico se han detectado partículas bacterianas y virales, aunque no se ha demostrado que sean causantes de enfermedad,4-7 pues, al menos las del virus del papiloma humano, son efectivamente filtradas con una mascarilla quirúrgica.3,8,9 También contiene componentes conocidos por su potencial carcinógeno, como acrilonitrilo, benceno, tolueno y acetaldehído.2,4
Por ello, desde 1996, en Estados Unidos se recomienda el uso de evacuadores de humo y de extractores en las habitaciones quirúrgicas, como medida útil de protección primaria10-13 porque los cubrebocas de alta filtración pueden ser subóptimos para bloquear la inhalación de pequeños componentes orgánicos volátiles.4 Incluso, en países donde las áreas quirúrgicas tienen una adecuada circulación del aire, se ha establecido que las concentraciones de estos elementos carcinógenos se encuentran dentro de los parámetros permitidos.3,14
A pesar de ello, existen reportes que informan la falta de conocimiento acerca del manejo apropiado del humo quirúrgico, lo que motivó esta investigación.
El objetivo del estudio fue evaluar el conocimiento de los residentes de Dermatología y de los diplomantes de Cirugía dermato-oncológica del Instituto Dermatológico de Jalisco Dr. José Barba Rubio acerca de la aspiración del humo quirúrgico, sus potenciales riesgos y su prevención.
MATERIALES Y MÉTODOS
Estudio observacional, descriptivo y transversal, a través de una encuesta aplicada a los residentes de la especialidad de Dermatología y a los alumnos del diplomado de Cirugía dermato-oncológica del Instituto Dermatológico de Jalisco Dr. José Barba Rubio, de marzo a junio de 2024.
La encuesta aplicada interrogó sobre las siguientes variables: uso de cubrebocas tricapa o de cubrebocas de alta filtración (N95/KN95), o ambos, durante los procedimientos de electrocirugía; capacitación durante su residencia acerca de los riesgos de aspiración de humo quirúrgico; conocimiento sobre la existencia de un sistema de evacuación de humo en los espacios donde se llevan a cabo los procedimientos quirúrgicos; preocupación respecto a la transmisión de enfermedades infecciosas a través del humo quirúrgico; preocupación respecto a la existencia de carcinógenos en el humo o por la aparición de efectos adversos pulmonares a largo plazo. Las respuestas se vaciaron en un archivo de Excel® y para el análisis de los resultados se utilizaron proporciones.
RESULTADOS
La encuesta se aplicó a 54 sujetos (44 residentes de Dermatología y 10 diplomantes de Cirugía dermato-oncológica). Los resultados obtenidos se muestran en los Cuadros 1 y 2.
DISCUSIÓN
De los 54 sujetos encuestados, el 46.2% siempre utilizaban cubrebocas tricapa durante los procedimientos que liberan humo quirúrgico, pero el 35.1% nunca lo usaban o lo hacían de manera ocasional. En el estudio de Chapman y colaboradores15 en residentes de Dermatología de Estados Unidos predominó su uso ocasional con el 57.7%. En cuanto al uso de cubrebocas de alta filtración durante los procedimientos de electrocirugía, el resultado fue más desalentador, pues fue nulo en el 55.5% de nuestra muestra y en el 88.2% del estudio estadounidense.15
Estos resultados pueden deberse a que, durante su formación académica, menos de la mitad de los sujetos (48.1%) habían recibido capacitación acerca de los riesgos de la aspiración de humo quirúrgico, mientras que en el estudio de Chapman y su grupo15 esta proporción fue de apenas el 28.1%.
Al interrogarlos de la existencia de un sistema de evacuación de humo quirúrgico en los espacios donde se practica electrocirugía dentro de la institución, el 53.7% de los participantes respondieron que lo desconocían. También una gran parte de los residentes del estudio estadounidense (45.1%) mencionaron desconocer si existían tales sistemas en su lugar de formación.15
Llama la atención que, a pesar de que la mayoría no usa el cubrebocas de alta filtración ni ha recibido capacitación respecto al manejo del humo quirúrgico, el 88.8% refirieron estar preocupados por el riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas a través de ese humo y el 92.5% de los participantes mencionaron que les preocupaba que pudiera contener carcinógenos. Estos hallazgos coinciden con los obtenidos en el estudio de Chapman y colaboradores,15 en el que los porcentajes correspondieron al 76.5 y 71.9%, respectivamente.
De igual forma, al indagar acerca de la preocupación de padecer, a largo plazo, efectos adversos pulmonares por la exposición al humo quirúrgico, el 98.1% de los participantes contestaron afirmativamente. En el grupo de residentes de Estados Unidos también predominaron los que estaban preocupados, aunque en una proporción menor (68%).15
Aunque nuestra muestra se obtuvo de una sola institución académica, consideramos que proporciona un panorama de los conocimientos que el personal en formación tiene al respecto, lo que reviste importancia si tomamos en cuenta que el humo quirúrgico en Dermatología representa un potencial riesgo de salud, por lo tanto, la prevención de su inhalación a través de un manejo apropiado debe ser parte de la práctica médica dermatológica desde el periodo de residencia.